Reivindicando contra la apertura de Nuevas Facultades de Medicina al ritmo de las campanadas

Con motivo del fin de año de 2019, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) ha lanzado una campaña para visibilizar el problema que supone la apertura de Nuevas Facultades de Medicina en España, un problema que afecta tanto al futuro profesional de los estudiantes de Medicina como a la calidad y la eficiencia del sistema sanitario.

La apertura de nuevas facultades pone en riesgo la calidad educativa

España es el segundo país del mundo en número de facultades de medicina (0,95 facultades por millón de habitantes), duplicando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (0,5). En 10 años hemos pasado de 28 facultades de medicina a 42 por la demanda social y el apoyo de gobiernos autonómicos. El numerus clausus para acceder al grado ha superado ya las 7.000 plazas anuales.

Para entender por qué es un problema y no un aumento de oportunidades, debemos conocer que el MIR es indispensable para ejercer plenamente en el Sistema Sanitario ya que no se puede ejercer la Medicina sin ser especialista.

En el año 2019 se han presentado al examen MIR 15.475 personas (realizando la solicitud al mismo 16.259 entre admitidas y no admitidas) para un total de 6.797 plazas, una ratio de 2.27 aspirantes por cada plaza. De base, dichas plazas ya no se ajustan a la cantidad de egresados. Esto, sumado a las personas que no obtienen plaza y que tienen que volver a presentarse, la precariedad laboral que lleva a la reespecialización, el sistema es insostenible: en la convocatoria MIR 2018, 4006 médicos, entre egresados y recirculantes formados en las facultades españolas no pudieron obtener plaza MIR, sin poder iniciar su formación especializada para poder trabajar.

Podemos observar que la solución al déficit de médicos actual nunca será la apertura de más facultades (argumento que muchos políticos y/o entidades emplean para defender la apertura de una nueva facultad), sino una correcta planificación de plazas MIR, especialmente en aquellas especialidades con déficit, y una mejora de las condiciones laborales. De hecho, aumentar las facultades de Medicina y/o los numerus clausus sólo restaría al sistema y pondría en riesgo la calidad formativa durante el Grado.

Por un lado, aumentar el número de Facultades en cada provincia especialmente en aquellas que ya cuentan con alguna, supone tener que compartir y/o repartir infraestructuras como los Hospitales Universitarios y Centros de Salud necesarios para la realización de prácticas clínicas. Esto conlleva más estudiantes por médico-tutor de prácticas, saturación de consultas y más trabajo para el profesional, en detrimento tanto de la formación de los estudiantes como de la calidad asistencial.

Por otro lado,  existe un déficit del 20% de profesorado permanente y de 2017 a 2026 se prevé que se reduzca a la mitad: habrá un 43 por ciento de profesorado permanente menos, correspondiendo el mayor porcentaje al profesorado vinculado de áreas clínicas (55%), un 34% al profesorado no vinculado de áreas clínicas y un 32% al profesorado de áreas básicas.

Por supuesto, el SNS tiene carencias y como agentes de representación pedimos mejorar los recursos e incrementar los presupuestos dedicados a Sanidad, optimizando el número de trabajadores, sus derechos laborales, renovando infraestructuras y recursos para diagnóstico, tratamientos e investigación. Así el SNS se ajustaría a las necesidades de nuestra población, más que incrementando el número de estudiantes sin ser una necesidad demográfica real.

 

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